15 ene.
Andrógenos y pérdida de grasa: una comprensión integral
Los andrógenos, comúnmente asociados con rasgos masculinos y actividad reproductiva, desempeñan un papel multifacético más allá de la simple interacción con el receptor de andrógenos (AR). También interactúan con una variedad de otros receptores, incluido el receptor de glucocorticoides (GR). En el tejido adiposo o grasa corporal, los andrógenos tienen un efecto lipolítico, lo que significa que ayudan a descomponer la grasa en las células. Este efecto se logra parcialmente a través de la regulación de los receptores beta-adrenérgicos y la modulación de la actividad celular en general, involucrando vías como la adenilato ciclasa.
Un aspecto clave de los andrógenos en la pérdida de grasa es que la mayor activación del AR conduce a una disminución en la captación de lípidos por parte de las células de grasa. Se ha descubierto que los andrógenos, que se unen fuertemente al AR, pueden aumentar la expresión de AR en los adipocitos (células de grasa). Por lo tanto, cuanto mayor sea la afinidad que un andrógeno tenga por el AR, mayor será el aumento de los AR en los adipocitos, lo que se traduce en una reducción significativa del tejido adiposo subcutáneo.
Pero ¿qué otros mecanismos podrían explicar los efectos de reducción de grasa observados con esteroides que se unen fuertemente al AR? Estos esteroides pueden disminuir la actividad de la lipoproteína lipasa (LPL), una enzima involucrada en el transporte de grasas hacia los adipocitos. También pueden reducir la actividad de la sintasa de ácidos grasos, entre otras enzimas.
Algunos andrógenos pueden interactuar con el GR, como se muestra en la imagen adjunta. Esta interacción podría ser otro mecanismo detrás de su capacidad para inducir la pérdida de grasa. El mecanismo implica la unión del cortisol al GR, lo que puede aumentar la actividad de la LPL. Esto es contraproducente para la pérdida de grasa, ya que la LPL facilita la acumulación de grasa. Por lo tanto, ciertos andrógenos pueden prevenir la acumulación de lípidos a través de esta vía.
Por último, es importante destacar que los esteroides androgénicos pueden aumentar los niveles de catecolaminas, lo que influye directamente en la movilización y quema de grasa. Esto se debe a su interacción con los receptores beta-adrenérgicos. Estas complejas interacciones y múltiples vías resaltan el papel significativo que juegan los andrógenos y los esteroides androgénicos en la regulación de la grasa corporal y subrayan su potencial en estrategias destinadas a la reducción de grasa.